domingo, 24 de abril de 2016

Castillo Verde: Argüeso (I)

Oh castillo verde, castillo verde, como te echo de menos.

Las puertas abiertas
No ha pasado ni un año desde que me abriste tus puertas, cuan lejos estas pero que grata estancia tuve, desde entonces te llevo conmigo pese a que el tiempo hace que se empiece a a desvanecer tu esencia, pero no tu recuerdo. Emblema y fortaleza de la casa de Mendoza fuiste y desde 1983 bien de interés cultural te mantienes convirtiéndote en los últimos años en un icono para la recreación medieval española.
Verano
Invierno
La paz y tranquilidad que te rodea es opuesto a los motivos por los que fuiste creado, quizás precisamente ese era el objetivo, conseguir la paz para todos sus moradores durante toda la vida de tus piedras y maderas perfectamente encajadas.
El patio amurallado
Oscuras son tus noches, frescas tus mañanas y soleados tus mediodías.Ofreces reposo y tranquilidad a todo visitante que entra en tus dominios. Esas murallas casi milenarias protegidas por horribles gárgolas preparadas para atacar a toda persona que entre con malas intenciones.
Las Gárgolas
Una residencia fortificada que para mi es un CASTILLO (en mayusculas) situado en un enclave magnifico donde la naturaleza ha aceptado tu presencia, como así nos lo hizo saber el rey de la montaña cuando vino a despedirse el día en el que marchábamos.
El rey de la Montaña
Cuento los días para poder volver a visitarte, domir bajo el techo de madera tallada a mano, poder volver a degustar un cordero hecho al espetón como mandan los cánones, disfrutar de una sopa de cebolla como se hacia en los tiempos que fuiste construido, volver a ver a Baffo y Metta actuar a la hora de la cena, volver a ser sorprendido por sus magníficos anfitriones.
El cordero al espetón

Oh castillo verde, castillo verde, ¿que has hecho este invierno, me has echado de menos?